Época: Arte Antiguo de España
Inicio: Año 500 A. C.
Fin: Año 150 D.C.

Antecedente:
Arte celtibérico
Siguientes:
Numancia

(C) Joaquín Barrio



Comentario

La característica más apreciable de su hábitat es el establecimiento en lugares elevados, de fácil defensa, controlando estratégicamente una buena parte de su territorio. El conocimiento actual de la arqueología de estos pueblos permite establecer un poblamiento organizado donde los grandes poblados, ahora de un tamaño mayor que en las etapas precedentes, se articulan con otros menores (castella), completándose con los denominados caseríos, de más difícil localización en el llano. Un poblamiento en el que los ríos se han convertido en ejes directores, proporcionándoles asimismo las necesarias vías de comunicación entre unos y otros núcleos.
Al mismo tiempo que se consolida la forma de vida urbana entre estos pueblos, en la técnica constructiva se adopta la piedra y el adobe como elementos básicos en el diseño de casas de estructura rectilínea cada vez de mejor factura, superando desde una etapa temprana la utilización de viviendas de traza circular ubicadas anárquicamente. No obstante, las construcciones no pasan de ser modestas, pero ya distribuyendo sobre una planta rectangular o de tendencia angulosa al menos una serie de estancias separadas por tabiques de adobe.

Veamos cómo se construye y se organiza una de estas viviendas, la casa 1 del poblado de Los Castellares. Con un tamaño de unos 50 m de superficie, la casa conserva una técnica constructiva tradicional con zócalos de piedra, muros de adobe con posteado de madera embutido, revocos y encalados en su interior, y un suelo de arcilla sobre la solera de gravas. El espacio interior se compartimenta en una serie de estancias, las cuales teniendo en cuenta los objetos arqueológicos recuperados en su interior, se dedicaban a cocina-comedor, almacén de trigo, despensa..., esto es, a las funciones y necesidades propias de una familia del momento.

No obstante, si bien este tipo de vivienda y sistema de construcción son los habituales del mundo celtibérico, en ciertos lugares, Contrebia Leukade o Tiermes, por ejemplo, se excavan plantas y muros en la roca blanda, creando una rica variante de arquitectura rupestre. El caso de la primera ciudad, Contrebia Leukade, es bien conocido en los textos sobre la conquista romana de la Celtiberia desde que fue tomada por T. Sempronio Graco en el 179 a. C., hasta que finalmente se sometió en la campaña de Q. Cecilio Metelo en el 143-142 a. C. Sin embargo, no son estas gestas sino el interés por su arquitectura rupestre el que nos mueve a referirla en nuestro estudio. La planificación en ladera de toda la ciudad no sólo necesitó de obras costosas de aterrazamiento rebajando la roca, sino que obligó a excavar la planta de las casas, dejando en reserva tanto los muros perimetrales como el arranque de la compartimentación interior. Una planta que en líneas generales se ajusta al modelo de tendencia rectangular asimilado entre las gentes del interior, si bien la topografía impone modificaciones en las proporciones y número de estancias, al observarse una clara obsesión por el máximo aprovechamiento del espacio. De tal modo, que la casa creció más en altura, habiéndose determinado dos y tres pisos al poder reconocer las mortajas de las vigas excavadas, con una planta inferior a la que se accedería a través de la calle que recorre la parte delantera, y una superior con el acceso por la calle situada en una terraza más elevada, sin faltar la intercomunicación mediante escaleras de obra o de madera. En definitiva, una solución arquitectónica excepcional que permite un aprovechamiento correcto en medio de una topografía compleja.

El tercer factor que entra en juego es la organización urbana, dependiente tanto de la cronología como del tamaño y función del asentamiento. Lo que resulta evidente cada vez con mayor fuerza es la existencia de unas pautas preestablecidas para el trazado de las calles y de espacios abiertos comunes, procedentes tanto desde el Valle del Ebro como desde el levante ibérico. Serán pues las comarcas celtibéricas de este río y de la Meseta sur las que antes asimilan el fenómeno. Los trabajos recientes en el poblado del Alto Chacón hacen posible reconocer un enclave articulado por dos calles principales, en cuya confluencia crean un espacio abierto empedrado. En una línea de planeamiento muy parecida hay que situar el poblado de La Hoya, en Álava, donde asimismo las calles principales aparecen empedradas configurando unos reductos en forma de pequeñas plazas en los puntos de confluencia. Otros puntos alejados del núcleo celtibérico, caso de Las Cogotas en el área vettona, muestran una articulación distinta con un grupo de casas adosadas al muro defensivo.

De todos modos, el desarrollo del urbanismo parece potenciarse en etapas tardías hacia planteamientos más regulares, cuando ya se conocen los esquemas romanos, cuyo caso más palpable sería Numancia, y el yacimiento en proceso de excavación de La Caridad (Caminreal, Teruel). La denominada casa de Likinete de más de 900 m y planta cuadrada siguiendo modelo itálico, con más de 20 estancias, vendría a ser el exponente máximo al que llegaron estas formas arquitectónicas.